PINTURA DE CARMEN QUINTERO: DANZA PARA DOS

La obra pictórica de Carmen Q. D.

El espectador puede apreciar prima facie que Carmen Q. D. recupera el estilo figurativo-conceptual como género y el pop-art (“pop-renacentista”) como especie, huyendo de la abstracción y el informalismo con el fin de narrar sobre el lienzo; con ello nos muestra que el arte es cíclico y no tiene principio ni fin, al menos de momento.

Si, como decía E. H. Gombrich, el pintor pinta lo que piensa, no lo que ve, es en este caso donde la aseveración se hace más evidente, pues Carmen Q. D. construye “paraísos artificiales” (Vid. Baudelaire) sobre el territorio del lienzo, para expresar con fuerza narrativa y sensibilidad poética un ideograma de ideales estéticos y éticos, que convierte el cuadro en poesía visual. Como en el conjunto de poemas Spleen et idéal (“Les Fleurs du Mal”,Charles Baudelaire), a la melancolía crónica del spleen se contrapone el shock revitalizador del ave fénix inmortal y divino, que Carmen Q. D. consigue con sus imágenes-concepto, la fuerza viva del color, la expansión poética en movimiento y la pureza de las flores y las nubes. Es como una secuencia de imágenes en las nubes contemplando el cielo, un film que transcurre en el mismo celuloide con que están hechos los sueños propulsándonos hacia las múltiples dimensiones del Universo.

En su obra se funden iconos transferidos de la estética renacentista toscana (Vid. Ghirlandaio, Pollaiolo, Peruggio, Leonardo o Michelangelo o Raffaello) o del grabador Piranesi, e iconos atemporales y contemporáneos, demostrando de este modo que modernidad y antigüedad son conceptos intercambiables en el contexto del Arte, porque los topoi estéticos y éticos fluyen a través del tiempo en sucesivas metamorfosis de lo mismo al fin y al cabo.

Sin duda el contemplador la primera impresión que se lleva tiene que ser pasión, alegría de vivir, insaciable curiosidad de una niña ante la visión de un jardín secreto, laberinto de imágenes y enigma como premisa del descubrimiento. Este es el juego al que nos invita la pintora. Llegó la hora de disfrutar: cielo (el lienzo que homenajea a Salvatore Ferragamo es un cielo donde pululan nubes y zapatos en movimiento) y tierra, metafísica de la Physis; el zapato como icono-fetiche y reivindicador de una femineidad incontestable y tal vez un contrapoder de la espada y el cetro eclesiástico, el obelisco y la torre, símbolos fálicos en el sentido de “estar recto” el hombre o un llamamiento al estado adámico primigenio; los rostros serenos de Leonardo y la symmetría y eurhitmia clásicas aderezadas con la sensualidad de Michelangelo: orden, Unidad y Harmonía –una regla para la convivencia-, así se muestra en “La Estrella de David se despliega”(la geometría renacentista, el triángulo y el cuadrado, la sección áurea y el propio cosmos); ángeles: seres asexuados que nos invitan al estado adámico de la Unidad platónica andrógina; hombre/mujer, enfrentados y atraídos en una búsqueda constante de la Unidad perdida desde nuestra Edad Crepuscular del descentramiento con el fin de alcanzar la inmortalidad a través del amor (=”sin muerte”); el automóvil y la moto como máquinas contemporáneas nos remiten a la “machina dei” y, por ende, al Universo (en “Sagrado Corazón, Corazón Salvaje”, la moto desplaza a los amantes a la misma velocidad con la que viven su pasión, que simbolizan los labios que se besan carnosos y lascivos, superando cualquier condicionante religioso-cultural, aniquilador de conciencias de un pueblo oprimido como el hispanoamericano, pero que trata de conservar su libertad y su identidad); los rostros de las actrices en número de 7, que representa el grial (¿acaso no son mitos igualmente, esos topoi que sufren metamorfosis sucesivas en el juego eterno de lo sagrado y lo pagano?).

La plasmación de arquitecturas, escultura y pintura de estilo renacentista no son más que una referencia al cuerpo humano como símbolo del microcosmos y, al fin y al cabo, una reivindicación de la Unidad y la Armonía entre el Hombre y la Naturaleza, de la cual aquél es parte inescindible y, si se separa, muere.

Aunque es evidente que lo importante es el resultado, el observador debe saber que óleo, acrílico y transferencias son las técnicas usadas en la obra. Si el pop-art fue un movimiento artístico que a finales de los 50 se caracterizaba por el empleo de temas e imágenes tomados del mundo de los mass media y aplicados al arte de la pintura, y de técnicas propias del dadaísmo, como el collage y el fotomontaje, Carmen Q. D. hace una interpretación sutil de ese método. Utiliza transferencias de iconos de otras épocas (especialmente renacentistas) y contemporáneos (Vid.las divas del cine clásico, B. B., Marilyn, Bette Davis, Audrey Hepburn, Sofía Loren, Rita Hayworth y Lauren Bacall, en “Fatto in Italia” con el grial sobre sus cabezas, un conceptual divino), lo que implica que conecte con la realidad creadora de su contexto histórico haciendo que dialoguen con atrevimiento. La propia técnica de ejecución es simbólica -dorados, plateados y filigranas es un símbolo propio de la heráldica, y el fondo oscuro y la disposición ascendente de las figuras en “Fatto in Italia “es una reminiscencia del arte bizantino-. De este modo consigue que se plasmen las dos caras del Arte, lo inmutable y eterno y lo fugitivo y transitorio, que es la Modernidad, un término muy ambiguo. La disposición lógica y ordenada, simétrica incluso, de los elementos en el lienzo equilibra el horror vacui que supone su número. Un esqueuomorfo de un collage nos pretende comunicar una historia y un mensaje trascendente, que también se escribe con puño y letra. La seriación y repetición de imágenes y la delimitación marcada de su contorno son técnicas inconfundibles de aquel movimiento artístico de los 60, pero insisto, aquí prevalece el ejercicio de una metafísica de la pintura, que nunca pretendieron los artistas de aquella época. He ahí la singularidad. Y la sensualidad que tiñe toda su obra de un encanto embriagador.

Por todo ello, yo recomiendo al espectador que se deje impactar visualmente por un instante y penetre ya en los designios de una obra que sólo se puede leer con la mente y, en un estado ulterior, con el alma.

El Hombre es un símbolo, la arquitectura, la pintura y la escultura, que son un símbolo, están hechas por y para el Hombre y el amor platónico no es una mera emoción, sino la búsqueda de la Unidad perdida, que es finalmente la inmortalidad perdida que fluye de ese jardín secreto.

Luís Antonio Vázquez Estévez (Historiador de Arte). 2009.

“PINTORES FLORENTINOS CONCEPTUALES DIVINOS”

¿Quién dice que una pintura de Leonardo o Botticelli…? no contiene un concepto. O sea, ¿una idea concebida por el conocimiento?

¿Quién dice que dicho concepto, no es un mensaje codificado?

Entonces… ¿quién puede negar que, en una imagen reconocible pueda existir una idea que, se transmite a quién esté alerta a ese conocimiento?

Pregúntenselo a los pintores florentinos. Y si les parecen muy lejanos, a Andy Warhol, o a otros artistas más contemporáneos…

¿Si la imagen puede ser algo más que una presentación; representación; interpretación; ejercicio pictórico…etc.?

¡CÓMO NO!

Carmen Q.D. Exp. Vigo. 2006.

¿POR QUÉ CARMEN UTILIZA ESTA TÉCNICA MIXTA? ELLA NOS LO EXPLICA...

TRANSFERENCIA: Representación indirecta de una IMAGEN (con significado en el inconsciente colectivo).

Obra artística.

Personaje.

IMAGEN: ICONO Publicitario.

Fatto in Serie.

Al introducir dicho ICONO TRANSFERIDO en una obra, en éste caso pictórica, dicha obra adquiere un significante más, todo un símbolo etc. dentro del código visual de la misma.

Volver a pintar esa IMAGEN, sería copiarla, no adquirir su concepto y perdería la potencia visual del original.

Al transferirla, adquiere el proceso una carga conceptual, que puede ser social, política…etc.

En el caso de la NATURALEZA, no tiene el mismo sentido transferirla, (se representa pues no se repite nunca), es un ejercicio pictórico directo, además de una reivindicación, al lado de ese mundo inventado seductor, ambos imprescindibles, que se enfatizan visualmente.

Vigo junio 06

¿POR QUÉ? : Por que mi expresión es –en este momento- en soporte pictórico.

En concepto no se diferencia, más que en el procedimiento, del soporte fotográfico.

O sea de la manifestación Fotográfica.

Priegue agosto 09

PINTURA DE CARMEN QUINTERO

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3/4/10

DANZA PARA DOS